EDITORIAL

 

Con gran entusiasmo INMÓVIL llega a su cuarta entrega dedicada a reflexionar sobre el documental, justo cuando faltan pocos días para que la décimo sexta edición del Festival Internacional de Cine Documental Encuentros del Otro Cine, EDOC, se lleve a efecto en Quito y Guayaquil. Una coincidencia muy grata que sirve para que el debate que propone este número se encarne en la realidad.
Al planear el número, se propuso a los articulistas que concentraran su reflexión en los puentes y fronteras que existen entre el cine documental y el cine de ficción. Esta idea general es abordada en los seis aportes desde distintos ángulos y estilos, todos pensados para generar nuevas inquietudes en los lectores y muy especialmente en los estudiantes de cine.
En la primera sección, En Foco, aporta en el debate el director de cine Tito Molina; lo hace desde una diferenciación entre películas y cine; sostiene que si se trata de cine no hay fronteras que distingan la ficción del documental. Pero, dice, sí que las hay, si se habla de películas; esas distinciones son creadas por la industria y la prensa, no por los creadores de cine. La reflexión sobre la puesta en escena de algunas obras demuestra, según Molina, cómo en el documental se ficciona la realidad. Camilo Luzuriaga, también cineasta, a partir de una reflexión sobre la importante presencia de los EDOC en el mundo del audiovisual, interroga en qué ámbitos la distinción entre ficción y documental opera. Sostiene que estas son solo dos modalidades de registro de la realidad y procesamiento de la imagen audiovisual ninguna de ellas más verdadera que la otra.
Fuera de Foco, cuenta con los análisis de Alfredo Breilh (documentalista, músico y fotógrafo), quien emprende la tarea a partir de la obra de Flaherty, pionero del documental, para adentrarse en sus principios y en su método de trabajo, herencia que explícita o implícitamente atraviesa la producción documental contemporánea. Es en esos remotos años de trabajo, en una pequeña aldea inuit, donde se pondrá a prueba el criterio de verdad del registro documental: ¿cuánto de ese registro es real y cuánto “puesto en escena”? Junto con este artículo, la sección presenta el ensayo de Paulina Simon, cinéfila, comunicadora y docente de cine, que invita a disfrutar de la obra de Eduardo Coutinho, el gran documentalista brasilero. Con emotividad manifiesta, Paulina Simon conduce al lector por los caminos del descubrimiento personal que provoca la obra del brasilero.  
La tercera sección, Fuera de Cuadro, está compuesta por dos aportes (un ensayo y una entrevista) sobre la obra de cineastas ecuatorianos, en los cuales las fronteras entre géneros (terror, suspenso, comedia) o macro géneros (ficción, documental), parecen diluirse. El ensayo de Mauricio Acosta (sonidista y comunicador social) ofrece un análisis desde los Estudios Visuales del cortometraje Tanta Wawa (Guagua de pan), del cineasta kichwa Segundo Fuérez. Su artículo explica cómo las narrativas otras o periféricas se desmarcan de esas divisiones al emplear el lenguaje audiovisual y las herramientas tecnológicas para crear visualidades y sonoridades diferentes. Cierra la sección la entrevista hecha por Lourdes Endara a Javier Izquierdo, cineasta ecuatoriano, director del falso documental Un secreto en la caja. A lo largo de la entrevista Izquierdo revela algunos secretos de la puesta en escena y puesta en cuadro que le permitieron lograr un tono documental en su obra ficcional.
Deseamos que este número de INMÓVIL incite nuevas reflexiones y preguntas sobre el cine, en cualquiera de sus géneros, modalidades y opciones. Todos sus aportes y comentarios son bienvenidos.